La taberna de la musa trasnochadora (XXII justas)

Pues porque me pillaba de paso... si no, ni me entero.
¡A ver!, ¡tabernero o tabernera!, ¡pardiez!
Un blancogás y unas crloncrletas de justero caído para mí. Y para mi Neurófago, lo mismo, pero más grande.
¡Ah!, y un par de azumbres de árnica para cuando lleguen los golpes, que siempre me caen unos pocos...

Señor, hocico no tengo pues bestia no soy, aunque un poco de morro sí que le echo a la vida. Le mezclo la cerveza en el cubo con los torreznos? Para resistir el frío que llega dicen que es total. 

Horror!! Un queso que habla! Sepa que es usted mi peor pesadilla. Le daré unas nubes de tofu flambeadas con cognac de La Provence.

Lo de maja, vale, pero lo de ogra!!! Caballero, el que una servidora tenga el cuello de un levantador de piedras, no le da derecho a insultarme! Por esta vez y por estos torreznillos que están de muerte, no me lo tomaré como una ofensa, pero recuerde que soy una damisela no una ogra.   DA-MI-SE-LA, ¿estamos?  pues eso, Tio Sam, que no se nos olvide. 

Me ofenden los torreznos. Me ofenden los perros que se traducen a si mismos. Me ofenden los quesos que hablan. Me ofende que el camarero no me sirva una bebida y una tapa.

Mis disculpas DA-MI-SE-LA! Pero usted sabe que de noche todos los gatos son pardos y viendo que aquí entra de todo... 

Viendo que esta es una taberna de gente entendida en el arte de las letras, voy a deleitarles con un haiku para que me lo valoren y me digan si tengo cabida entre influencers y bestsellers varios... Ahí va.

En la sartén hay
croquetas de cocido.
Suave crepitar.

Este lugar está lleno de los personajes más variopintos. ¡Me encanta!
¡Vais a morir! ¡Os cortaré a trozos y os comeré con placer!
Tengo miedo.

Un saludo a todos los microjusteros, estoy encantado de volveros a encontrar. No tendré piedad con ninguna de vuestras máscaras por adorables que sean

¡Esto es indignante! Compararme a mí con un pitufo gruñón... ¡Por favor!