Desafío - Tremebundas (COMPLETO) - Potorro 1 - 2 Chiribita

El portazo al salir fue tan grande que la pared se llenó de grietas. Subieron hasta el techo, hicieron temblar la lámpara, se dejaron caer rodeando la cama y saltaron sobre él.

Se convirtieron en arrugas y fueron consumiéndolo mientras se repetía, confundido, que no había fallado como hombre.

Carmela se ajusta muy bien al tema. Describe a su protagonista con una suerte de detalles, en distintas perspectivas, que nos hacen componer a la mujer que buscamos. Pero su fuerza radica en ese giro final que nos lleva hasta esa fémina tremebunda de una forma arrolladora. Un desenlace que conecta con el título y nos deja un texto brillante en su conjunto.
En lo formal, he encontrado una tilde rebelde a la RAE en el “sólo”, y mal empleo de la mayúscula después de los dos puntos.

Abandono es también un gran micro. La descripción de esta historia con tintes surrealistas no deja indiferente. Es un proceso elaborado, muy visual, cargado de una originalidad apabullante. Esas grietas de la pared que viajan hasta el rostro del abandonado, en forma de arrugas, nos regala una imagen fantástica.
Está bien redactado y sin faltas.

Este duelo me ha resultado difícil de dirimir porque ambos micros me gustan mucho, pero me decido por Carmela. Entiendo que su historia se ajusta un poco mejor al tema del desafío.

Gran duelo, muy buenos contendientes y considerable marrón para un servidor, que tiene que decidir.

Carmela es un micro tan delicado en su ejecución como contudente en su culminación y contenido. Me encanta el travelling que conduce el hilo de la historia a través de los secundarios para ir dibujando a Carmela, cuya identidad última solo conoce el pequeño narrador, que detiene ese plano mental con una revelación crucial. El relato tiene un sabor antiguo, costumbrista, rural e inquietante en la línea de ese género tan bien cultivado en España por autores como Cela o Delibes. Me ha gustado mucho.

Después leí Abandono, y he sido incapaz de olvidar esa imagen durante horas. Es habitual decir que alguien envejeció varios años de un disgusto, pero solo un microrrelato como este puede verbalizar con tanta precisión lo que sucede en esos casos. La casa se le echa a uno encima, literalmente, y las grietas de la pared, que son las de la vida, laceran el rostro y el ánimo hasta aplastarnos. El broche, en mi opinión, lo pone esa última mención al pensamiento que consume al abandonado, remitiendo al tema del desafío y aportando un nivel de patetismo que afina o descarga el peso de la depresión en el relato, al tiempo que exacerba la humillación del personaje. Genial.

Duele tomar estas decisiones, pero hay que hacerlo. Mi voto es para Abandono.